Descripción
Este fermento es una composición simbiótica de las bacterias Lactobacillus Bulgaricus y Streptococcus Thermophilus, seleccionadas y aisladas a partir de fuentes naturales provenientes de las montañas búlgaras, sin sufrir ninguna modificación genética.
El yogur búlgaro original elaborado con nuestras cepas produce un yogur delicado, suave, cremoso, ligeramente ácido, único en el mundo.
Se puede emplear para fermentar leche de vaca, cabra, u oveja, fresca o UHT, siendo la leche fresca y la de cabra las más saludables. El yogur búlgaro precisa unos 45ºC. Muchas yogurteras trabajan a 40 ó 42ºC. Por eso, para obtener mejores resultados, sería conveniente calentar la leche o bebida de soja a 45º, empleando un termómetro de cocina, y a continuación introducirlas en los recipientes de la yogurtera. De este modo conseguiremos subir la temperatura unos grados, lo suficiente para que los fermentos doten a la leche de una mejor textura y un mayor poder probiótico. En caso de emplear termomix, ajustar la temperatura a 45ºC.
También fermenta bebidas vegetales, especialmente la bebida de soja. Para otras bebidas vegetales (coco, almendra o avena…) sería mejor optar por cualquiera de nuestros fermentos para yogur con bífidus, o por el kéfir (con o sin bífidus). Ver la sección cómo hacer yogur y kéfir con bebidas vegetales
FERMENTAR LA LECHE Y LAS BEBIDAS VEGETALES CON BACTERIAS PROBIÓTICAS SUPONE ENRIQUECERLAS CON VITAMINAS Y ENZIMAS NATURALES. El calor de los procesos ya sea de pasteurización o de UHT al que se ven sometidas tanto la leche como las bebidas vegetales supone la pérdida de las vitaminas B1, B5, B6, B9, B12 y D. Las vitaminas A y E pueden oxidarse asimismo durante el procesado. La fermentación con bacterias probióticas produce de nuevo casi todas las vitaminas del grupo B. De la misma forma, aumentan la absorción del calcio, el hierro, el magnesio, el manganeso, el cobre, el zinc y el potasio.
Se aconseja resembrar (verter el final de un yogur en leche nueva y volver a fermentar) un máximo de 4 ó 5 veces, para preservar la pureza de la bacteria.
Mantener el sobre en frío y usar mejor al completo una vez abierto, para evitar que entre la humedad, se activen las bacterias y mueran por falta de alimento, o por la contaminación de agentes patógenos. En caso de querer reservar una parte del sobre, doblar muy bien, presionar con una pinza y meter en una bolsa cerrada en el frigorífico, sin tardar más de una semana en gastarlo del todo.
Es apto para veganos, pues a pesar de contener leves trazas de lácteos –por el medio en el que ha sido cultivado-, al comenzar la fermentación de una bebida vegetal, la propia bacteria consume en primer lugar estas pequeñas trazas restantes, eliminándolas del todo.
El L. Bulgaricus y el Streptococcus Thermophilus activados y en su medio de fermentación resisten los ácidos del estómago, alcanzando y colonizando en gran número el intestino delgado, potenciando también el crecimiento de la flora autóctona del intestino grueso.
Usos terapéuticos
Numerosos estudios científicos confirman que esta combinación de microorganismos, bajo ciertas circunstancias, producen los siguientes efectos beneficiosos para la salud humana:
- Opera como agente antienvejecimiento.
- Equilibra la flora intestinal.
- Inhibe el crecimiento de H. pylori.
- Reduce la diarrea.
- Favorece la biodegradación del colesterol.
- Reduce los triglicéridos.
- Aumenta los leucocitos después de la quimioterapia.
- Reduce el exceso de permeabilidad en el intestino delgado.
- Elimina toxinas del organismo.
- Reduce los patógenos bucales.
- Ejerce un efecto antitumoral y reduce el riesgo de contraer cáncer de colon.
- Activa las funciones del sistema inmunitario.
- Potencia la absorción del calcio y de otros minerales que se encuentran en la leche, las bebidas vegetales o los otros alimentos con que se acompañe el yogur.
- Produce vitamina B9 y otras vitaminas del grupo B.
- Facilita la digestión de la lactosa y de las proteínas lácteas.
- Se pueden hacer mascarillas para la piel, es hidratante y nutritivo, ayuda a desinfectar heridas y a regenerar la piel tras quemaduras solares.
Un poco de Historia
La lactobacteria L. Bulgaricus fue descubierta en 1905 por el bacteriólogo búlgaro Stamen Grigorov. Por aquel entonces, el científico ruso Ilya Mechnikov investiga la longevidad en algunas poblaciones rurales búlgaras, y llega a la conclusión de que este hecho debe estar relacionado con el frecuente consumo de yogur de la región. Mechnikov invita entonces a Grigorov a hablar de las virtudes de la L. Bulgaricus en el instituto Pasteur de París.
No obstante, parece que la tradición de tomar yogur en esta zona del mundo se remonta a una época muy anterior, incluso miles de años atrás.
Hoy en día el yogur elaborado según esta receta se disfruta en distintos lugares del planeta, pero Bulgaria sigue siendo el principal productor y consumidor del mismo, y cuenta con un banco de microbacilos puros y aislados con numerosas variedades de cepas de L. Bulgaricus y de muchas otras especies, extraídas de fuentes naturales de los Montes Balcanes.
Curiosidades sobre Bulgaria:
http://www.mamaenbulgaria.com/2016/02/el-mejor-yogur-del-mundo-es-bulgaro.html
- Cultivos termófilos (se multiplican eficazmente a temperaturas entre 44 a 45º C).
- Combinación simbiótica de los siguientes microorganismos:
Lactobacillus delbrueckii sp. bulgaricus
Streptococcus thermophilus
- Cultivos de bacterias concentradas y liofilizadas.
- El número de células vivas viables no es menor de 100 x 109 (cien mil millones) por gramo en el momento de producción.
- Las cepas GENESISTM han sido aisladas y seleccionadas de fuentes naturales, y no han sufrido modificaciones genéticas.
- Las cepas de este producto sirven para la elaboración del yogur búlgaro original y gozan de las características tradicionales de dicho yogur: un complejo rico de aromas, una viscosidad baja y una estructura firme.
- Existen formatos mayores y con distintas variedades de cepas para la fermentación industrial de alta calidad.
- Cada partida de cepas que sale de nuestra fábrica es sometida a rigurosos análisis y tests, para comprobar la ausencia de fagos y otros contaminantes, y su pureza y capacidad fermentativa.
- Las cepas están caracterizadas de acuerdo a las Bargey´s Manual y los requisitos de la International Dairy federation (IDF) y de la International Diary Foods Association (IDFA).
- Información transparente y detallada en los formatos de píldoras, de acuerdo con la normativa de la NNFA (National Nutritional Food Association).