Descripción
Compuesto por las bacterias: Lactobacillus Bulgaricus y Streptococcus Thermophilus seleccionadas y aisladas a partir de fuentes naturales provenientes de las montañas búlgaras, sin ninguna modificación genética.
El yogur natural occidental de calidad tiene las mismas propiedades terapéuticas que el yogur Búlgaro original, pues está compuesto por las mismas especies de microorganismos. Sin embargo, la cepa de L. Bulgaricus en el yogur occidental es de una variedad distinta, lo que cambia algunas caracteríticas organolépticas del mismo. El yogur búlgaro original goza de más cuerpo, cremosidad y acidez.
El sabor sería el de un yogur natural de supermercado, con la calidad añadida que nuestros fermentos aportan a las propiedades organolépticas y curativas.
Se puede emplear para fermentar leche de vaca, cabra, u oveja, fresca o UHT, siendo la leche fresca y la de cabra las más saludables.
También fermenta bebidas vegetales, especialmente la bebida de soja. Para otras bebidas vegetales (coco, almendra o avena) sería mejor optar por cualquiera de nuestros fermentos para yogur con bífidus, o por el kéfir (con o sin bífidus). Ver cómo hacer yogur y kéfir con bebidas vegetales
FERMENTAR LA LECHE Y LAS BEBIDAS VEGETALES CON BACTERIAS PROBIÓTICAS SUPONE ENRIQUECERLAS CON VITAMINAS Y ENZIMAS NATURALES. El calor de los procesos ya sea de pasteurización o de UHT al que se ven sometidas tanto la leche como las bebidas vegetales supone la pérdida de las vitaminas B1, B5, B6, B9, B12 y D. Las vitaminas A y E pueden oxidarse asimismo durante el procesado. La fermentación con bacterias probióticas produce de nuevo casi todas las vitaminas del grupo B. De la misma forma, aumentan la absorción del calcio, el hierro, el magnesio, el manganeso, el cobre, el zinc y el potasio.
Se aconseja resembrar (verter el final de un yogur en leche nueva y volver a fermentar) un máximo de 4 ó 5 veces, para preservar la pureza de la bacteria.
Mantener el sobre en frío y usar mejor al completo una vez abierto, para evitar que entre la humedad, se activen las bacterias y mueran por falta de alimento, o por la contaminación de agentes patógenos. En caso de querer reservar una parte del sobre, doblar muy bien, presionar con una pinza y meter en una bolsa cerrada en el frigorífico, sin tardar más de una semana en gastarlo del todo.
Es apto para veganos e intolerantes a la lactosa, pues a pesar de contener leves trazas de lácteos –por el medio en el que ha sido cultivado-, al comenzar la fermentación de una bebida vegetal, la propia bacteria consume en primer lugar estas pequeñas trazas restantes, eliminándolas del todo.
Activadas como fermento de yogur, estas bacterias colonizan de modo eficaz el intestino delgado y potencian el crecimiento de la flora autóctona del colon.