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KÉFIR SUAVE, SIN LEVADURAS

Formatos sobre 1 Gr. y Cápsulas
Tipo ruso, sin Levaduras
Sabor suave, entre Yogur y Kéfir

3,9515,95

Sobres de 1 gramo

  • 100.000 millones de células vivas liofilizadas,
  • 100% bacterias puras, sin Conservantes, Azúcares ni Aditivos.
  • Puede fermentar entre uno y cinco litros de leche o bebida  de soja a la vez. Ambas cuajan bien.
  • Fermenta otras bebidas vegetales, aunque con una consistencia líquida. Para espesarlas, consultar la siguiente SECCIÓN
  • Puede encontrar espesantes naturales AQUÍ
  • Se aconseja elaborar en yogurtera,  -empleando botes altos en lugar de vasos, para bajar la temperatura-. También en robot de cocina regulable a 30º (ver instrucciones abajo, en descripción del producto) o nuestro VÍDEO
  • Tiempo de fermentación: De 14 a 20 horas en la primera siembra (al abrir y echar el sobre) y de 8 a 10 hs. en las sucesivas resiembras (vertiendo 4 cucharadas soperas rasas del kéfir ya hecho en el siguiente litro de leche o bebida). Se aconseja resembrar un  máximo de 5 veces.
  • Conservar en frío.
  • Más información en nuestro CANAL DE YOUTUBE

Botes de 10 píldoras de 250 mg

  • 25.000 mil millones de células vivas liofilizadas en cada píldora.
    Limpiar
    SKU: K Categoría: Etiqueta:

    Descripción

    Compuesto por las siguientes bacterias: Lactococcus lactis sp lactis, Lactococcus lactis sp lactis biovar diacetylactis, Lactococcus lactis sp cremoris, Leuconostoc mesenteroides sp cremoris y Lactobacillus kefyr.

    Extraídas de fuentes naturales, sin manipulación genética.

    No contiene levaduras ni produce nódulos (la estructura similar a una coliflor).

    ¿ES EL KÉFIR UN HONGO O UNA BACTERIA?

    El kéfir clásico es una simbiosis de levaduras -un tipo de hongos- y de bacterias. La estructura que va creciendo, similar a una coliflor,  es una matriz compuesta por polisacáridos -azúcares-, grasas y proteína, que fabrican algunas especies de bacterias para protegerse. Dicha estructura se denomina nódulo. La estructura en sí no es un hongo ni está viva. En ella habitan los microorganismos que componen el kéfir. Hay distintos tipos de kéfir, según el número y la variedad de bacterias y levaduras que lo conforman, lo cual depende de la zona del planeta en la que este se ha ido formando a lo largo del tiempo. La unión de ambos organismos goza de grandes propiedades probióticas, aunque todavía queda mucho por conocer sobre los beneficios de los hongos para la flora humana. No obstante, el kéfir clásico  se ha empleado con éxito en el tratamiento de muchas enfermedades.

     ¿POR QUÉ ELEGIR NUESTRO FERMENTO EN LUGAR DEL KÉFIR QUE LE LLEGA A CASA?  

    Nuestro kéfir

    El kéfir de nódulos que le llega a casa
    No contiene levaduras, por lo que puede incorporarse a la dieta de niños, mujeres embarazadas y personas con problemas hepáticos u otras afecciones. Suele contener levaduras y producir alcohol.
    Todas las bacterias que lo componen son bien conocidas. No sabemos bien qué microorganismos lo componen y se ha podido contaminar con otras bacterias que habitan en el frigorífico de las personas que lo han empleado. El kéfir de nódulos, fuera de su tierra de origen, se vuelve más inestable.
    Se evita el riesgo de posible infección fúngica (por hongos). Aunque las levaduras que habitan en el kéfir no son patógenas sino beneficiosas, pueden volverse dañinas en un organismo enfermo, con desequilibrio bacteriano, y ocasionar una infección fúngica: potenciar la cándida u otras afecciones relacionadas con los hongos. Aunque la infección fúngica con kéfir es muy infrecuente, hay personas que prefieren no asumir ese riesgo.
    Las propiedades probióticas de las bacterias han sido ampliamente estudiadas. Todavía queda mucho por investigar sobre las propiedades probióticas de los hongos.
    El sabor de nuestro kéfir no es muy ácido; se encuentra a mitad de camino entre el kéfir clásico y el yogur. Resulta demasiado ácido para algunas personas.
    En las cuatro o cinco resiembres que aconsejamos, no da tiempo a que se formen nódulos. Cuando acaba este proceso, usted elige cuando comenzar de nuevo a elaborar otra tanda de kéfir. Requiere un cuidado continuo.

    Se puede emplear para fermentar leche de vaca, cabra, u oveja, fresca o UHT, siendo la leche fresca y la de cabra las más saludables.

    También fermenta bebidas vegetales, especialmente las de almendra, coco, soja y avena. La bebida de soja cuaja perfectamente, quedando las otras bastante líquidas; para conseguir cierta textura con ellas, hay que mezclarlas con bebida de soja, goma guar, arrurruz, almidón de tapioca o agaranta; o añadirles una o dos frutas (ej. plátano, pera o manzana) y batirlas antes de echar el fermento. Puede encontrar espesantes naturales AQUÍ.  Se aconseja experimentar primero con bebida de soja, y con este yogur hacer resiembras en otras bebidas vegetales. Para más información consulte la siguiente SECCIÓN o vea nuestro VÍDEO YOGUR CASERO CON BEBIDAS VEGETALES”.

    Recomendamos su elaboración con yogurtera, olla eléctirca, o termomix moderna, para mantener una temperatura regular -en torno a los 30 grados-.

    Si la temperatura del electrodoméstico elegido es regulable, ajustarla a 29º o 30 º.

    Si la yogurtera no es regulable, para descender hasta los 30º  (ya que las yogurteras suelen trabajar a 40º), retiraremos los vasitos de la misma y colocaremos botes altos (de unos 15 o 20 cm. aprox., no importa el diámetro) con su correspondiente tapa -sin enroscar-, y con un paño de cocina encima.  Si medimos la temperatura con un termómetro de cocina, observaremos que, al ser más altos los botes, la temperatura desciende considerablemente. Entre los 27º y 33º C se hará bien el kéfir. Ver nuestro VÍDEO.

    FERMENTAR LA LECHE Y LAS BEBIDAS VEGETALES CON BACTERIAS PROBIÓTICAS SUPONE ENRIQUECERLAS CON VITAMINAS Y ENZIMAS NATURALES. El calor de los procesos ya sea de pasteurización o de UHT al que se ven sometidas tanto la leche como las bebidas vegetales supone la pérdida de las vitaminas B1, B5, B6, B9, B12 y D. Las vitaminas A y E pueden oxidarse asimismo durante el procesado. La fermentación con bacterias probióticas produce de nuevo todas las vitaminas del grupo B -incluida la B12-, y las bifidobacterias las vitaminas A y K. De la misma forma, aumentan la absorción del calcio, el hierro, el magnesio, el manganeso, el cobre, el zinc y el potasio que siguen presentes en todas estas bebidas tras su procesado industrial.

    Se aconseja resembrar (verter el final de un kéfir en leche nueva y volver a fermentar) un máximo de 4 ó 5 veces, para preservar la pureza de la bacteria.

    Mantener el sobre en frío y usar mejor al completo una vez abierto, para evitar que entre la humedad, se activen las bacterias y mueran por falta de alimento, o por la contaminación de  agentes patógenos. En caso de querer reservar una parte del sobre, doblar muy bien, presionar con una pinza y meter en una bolsa cerrada en el frigorífico, sin tardar más de una semana en gastarlo del todo.

    Es apto para veganos e intolerantes a la lactosa, pues a pesar de contener leves trazas de lactosa –por el medio en el que ha sido cultivado-, al comenzar la fermentación de una bebida vegetal, la propia bacteria consume en primer lugar estas pequeñas trazas restantes, eliminándolas del todo.

    Las cepas de este cultivo, una vez activadas y en su  medio de fermentación, resisten a los ácidos del estómago y colonizan eficazmente el intestino.

     

    Usos terapéuticos

    El kéfir ayuda a producir vitaminas A, B y K, y favorece la absorción del hierro, calcio, vitamina D y yodo. 

    Según numerosos estudios científicos el kéfir sirve como apoyo y prevención en:

    La acumulación de toxinas en el organismo (ayuda a liberarlas), agotamiento crónico, anemia, angina de pecho, alergia, asma, anorexia, ardor de estómago, arteriosclerosis, boca seca, cálculos renales, cáncer de mama y otros cánceres, deficiencias inmunológicas, déficit de vitamina B, diarrea, estreñimiento, falta de concentración, gastritis, gota, inapetencia, incompatibilidad proteica, infarto de miocardio, infecciones respiratorias, infecciones intestinales e intestino irritable, intolerancia a la lactosa, mala digestión, osteoporosis (aumenta la densidad ósea), piel seca, raquitismo, trastornos visuales,  tuberculosis, uñas quebradizas.

    Un poco de Historia

    Los orígenes del kéfir están envueltos en leyenda, ya que según algunos tártaros, fue el mismo Alá quien descendió del cielo para regarle a su pueblo la milagrosa bebida.

    Probablemente fruto del azar, la fermentación de la leche con estas bacterias apunta a un tiempo remoto. El caso es que un pariente cercano del kéfir, el kumis -leche de yegua fermentada de un  modo muy similar- es ya conocido y ensalzado por el mismo Marco Polo en el S. XIII.

    A finales del S. XVIII, las propiedades del kumis llegan a oídos de algunos médicos rusos, quienes observan las costumbres de los nómadas que pasan el invierno en el sudeste de Siberia, literalmente bajo tierra. Estos nómadas se alimentaban sobre todo de carne seca y agua. Al despuntar la primavera, salían de su reclusión con semblante enfermizo y macilento, padeciendo de afecciones pulmonares y con claras carencias vitamínicas. Sin embargo, en pocas semanas, tras respirar el aire puro y beber kumis en abundancia, recuperaban su aspecto saludable. A partir de aquí, en 1959 se crea un instituto del Kumis, y se comienza a tratar con considerable éxito en enfermos de tuberculosis.

    Poco tiempo después, a pesar de la reticencia de las tribus caucásicas para dar a conocer el kéfir al mundo -por considerarlo una bebida sagrada-, un investigador ruso consigue obtener una porción de kéfir en 1866, y un año más tarde efectúa una presentación pública del mismo. En pocos años comienza a extenderse por toda Rusia, y se utiliza terapéuticamente para tratar principalmente  afecciones respiratorias y digestivas. La fama del kéfir pasa de Rusia a Europa, hasta que en 1930 comienza a elaborarse de modo industrial. Desde entonces, los estudios científicos se han sucedido hasta el día de hoy; y todavía seguimos descubriendo nuevas propiedades de esta maravillosa bebida  “de los dioses”.

    Información Técnica

    • Cultivos mesófilos (se multiplican eficazmente a una temperatura en torno a los 29 º C, aunque pueden desenvolverse en temperaturas menores y mayores).
    • Combinación simbiótica de las siguientes cepas:

    Lactococcus lactis sp lactis, Lactococcus lactis sp lactis biovar diacetylactis, Lactococcus lactis sp cremoris, Leuconostoc mesenteroides sp cremoris y Lactobacillus kefyr.

    • Cultivos de bacterias concentradas y liofilizadas.
    • El número de células vivas viables no es menor de 100 x 109 (cien mil millones)  por gramo en el momento de fabricación.
    • Las cepas GENESISTM  han sido aisladas y seleccionadas de fuentes naturales, y no han sufrido  modificación genética alguna.
    • Existen formatos mayores y con distintas variedades de cepas para la fermentación industrial de alta calidad.
    • Cada partida de cepas que sale de nuestra fábrica es sometida a rigurosos análisis y  tests, para comprobar la ausencia de fagos y otros contaminantes, y su pureza y capacidad fermentativa.
    • Las cepas  están caracterizadas Las cepas  están caracterizadas de acuerdo a las Bargey´s Manual y los requisitos de la International Dairy federation (IDF) y de la International Diary Foods Association (IDFA). 
    • Información transparente y detallada en los formatos de píldoras, de acuerdo con la normativa de la NNFA (National Nutritional Food Association).
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